En Akasha Nature, no solo nos preocupa lo que comemos o con qué limpiamos nuestra casa. También miramos con atención el impacto de lo que usamos y descartamos, especialmente los plásticos de un solo uso. Y sí, hablamos de esos que nos parecen tan "cómodos" pero que están dejando una huella enorme en nuestro planeta y, ¡atención!, también en nuestra propia piel.
El problema de los plásticos descartables: Mucho más que basura
Pensá en todo lo que usás una vez y tirás: vasos, cubiertos, bolsas, envoltorios... y sí, también pañales y toallitas femeninas. Estos productos, diseñados para una vida útil de minutos u horas, permanecen en el ambiente por cientos de años.
- Contaminación masiva: Terminan en nuestros océanos, ríos y suelos, fragmentándose en microplásticos. Estos diminutos pedacitos son casi imposibles de limpiar y se están encontrando en todos lados: desde la sal que consumimos hasta el aire que respiramos y el agua que bebemos.
- ¿Quién lo avala? Informes de Greenpeace, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y estudios publicados en revistas como Science o Nature Communications documentan la omnipresencia de los microplásticos y sus efectos en los ecosistemas y la cadena alimentaria.
- Afectan la vida silvestre: Tortugas marinas que confunden bolsas con medusas, aves que alimentan a sus crías con pedacitos de plástico, peces con microplásticos en sus sistemas digestivos... la imagen es cruda y la realidad es que la fauna sufre directamente las consecuencias de nuestra cultura del descarte.
- Huella de carbono brutal: Producir estos plásticos requiere un montón de energía (generalmente de combustibles fósiles), lo que contribuye al calentamiento global. Y cuando se descomponen, pueden liberar gases de efecto invernadero.